martes, 18 de junio de 2013

2 + 2 = 5


¿Como mierda pasó todo esto? ¿Cuando mierda pasó? Ojalá algún día pueda explicar porqué mierda me siento a escribir. Digo me siento así le facilito el trabajo al lector, pero  mejor ni le cuento como me siento. Porque claro, siempre es sencillo abrir un libro, encontrar la cita, cerrar el libro, que te explote el alma en pedacitos. Más fácil es que ella venga, te levante el alma con un beso, y desde la altura de alguna canción ver como esos pedacitos eran ella. ¿Raro no? Raro de leer, no de escribir. 




Entrar.

Explotar.

Salir.

Volar.

Verla.

Enamorar.

Morir.

El ciclo en espiral vuelve a comenzar, ¿Vuelve a comenzar? No estoy tan seguro de eso. Una vez que explotas, y ella no te levanta la totalidad resulta inexplicable, incomprensible, inabarcable. El pedacito es todo lo que queda: un pedacito de recuerdo, un pedacito de canción, un pedacito de te quiero, un pedacito de adiós. Las partes ya no se conectan. Juntas los rastros, pero el cuadro nunca se vuelve película, y la foto se encuadró.
La pasión ha logrado su cometido. Se volvió incontrolable, amó tan fuerte que hizo al ícaro ahogarse en el mar mientras que Alfonsina ardió caminante al sol. Una vez patas para arriba, y con pedacitos por todos lados, ya no queda nada aparente.
Pero ahí es donde aparece la razón, ese rescate del abismo del olvido, y bajo categorías, palabras, y formas se van metiendo los pedacitos en pedazos y te arma una estatua que parece recordarte con un culo bien durito y pronunciado. Ahí tenes! la razón armo todo, la lógica conectó lo que faltaba, y por suerte voy a encontrarte en cada lugar donde 2 + 2 = 5.


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